LAS VEGAS - El propietario de un hotel de Las Vegas que fue multado hace un año por desafiar las restricciones estatales por la pandemia de coronavirus al organizar un concurso de belleza y un mitin de campaña de Donald Trump basado en la fe perdió una impugnación judicial de las directivas del gobernador que limitaban tamaños de reuniones.
El fiscal general del estado, Aaron Ford, dijo que el fallo del viernes contra el hotel y centro de convenciones Ahern equivalía a un fallo de un tribunal de que las órdenes de emergencia emitidas por el gobernador Steve Sisolak, después de que surgiera el COVID-19 en marzo de 2020, equilibran los derechos y la seguridad de los residentes del estado.
Recibe las noticias locales y los pronósticos del tiempo directo a tu email. Inscríbete para recibir newsletters de Telemundo Las Vegas aquí.
“Hoy, la corte reconoció lo que ya sabíamos: el estado tiene la responsabilidad de proteger las vidas de los nevadenses”, dijo Ford.
El abogado Sigal Chattah, que representa al hotel propiedad del magnate de la industria de equipos de construcción Don Ahern, viajaba el viernes y no estaba disponible para comentarios inmediatos sobre si apelarían.
En un fallo verbal, la jueza de la corte de distrito del condado Clark, Nancy Allf, decidió que la demanda presentada en agosto de 2020 era discutible porque el estado ya no impone más límites de ocupación, dijo Ford. La ciudad de Las Vegas y su director de planificación también fueron nombrados como acusados.
Ahern adquirió el hotel en 2019 después de que el lugar abriera en el 2016 como el Lucky Dragon, pero cerró rápidamente poco tiempo después.
La propiedad, que opera en el 300 de Sahara Avenue, cerca del Strip, fue multada con casi $11,000 después de realizar un evento "Evangélicos por Trump" en el que un empleado de la ciudad registró más de 1,100 asistentes, mucho más que el límite de 50 personas que Sisolak ordenó para eventos públicos y privados en ese momento.
Noticias Destacadas
Los organizadores del certamen de Mrs. Nevada America, que se llevó a cabo días después, retiraron a los espectadores para cumplir con los límites de público.
La demanda dijo que no había una base racional para que un hotel o centro de convenciones debiera ser tratado de manera diferente a los restaurantes y casinos, que en ese momento podían operar al 50% de su capacidad.
