Un nuevo estudio encontró que aproximadamente un tercio de los residentes de Nevada actualmente consideran poco probable que se vacunen contra el COVID-19, pero las explicaciones de su razonamiento sugieren que es posible persuadir a muchos para que cambien de opinión, dijo uno de los investigadores principales.
El estudio de un mes de las respuestas de más de 5,000 residentes de Nevada y casi 1,000 trabajadores de la salud adicionales, encontró que el 35% del público dijo que era "poco probable" o "no muy probable" que reciban la vacuna, según investigadores de la Universidad de Nevada Reno y el Departamento de Salud y Servicios Humanos de Nevada.
El sesenta y cinco por ciento de los encuestados en el estudio, que se hizo público el miércoles, dijo que era "algo probable" o "muy probable" que se vacunaran una vez que esté disponible para ellos, encontró el estudio.
Mark Riddle, decano asociado de investigación clínica y profesor de la facultad de medicina de la UNR, dijo que los expertos en salud pública estiman que entre el 80% y el 90% de la población necesitará vacunarse para brindar "protección colectiva" o inmunidad comunitaria al coronavirus.
Como ha sido el caso en una investigación similar en Estados Unidos, los factores asociados con la menor probabilidad de que los residentes de Nevada reciban la vacuna incluyen la raza y el origen étnico, según el estudio realizado del 25 de noviembre al 31 de diciembre por Immunize Nevada, el Departamento de Salud y Servicios Humanos del estado y la Facultad de Ciencias de la Salud Comunitaria de la UNR.
Los negros y los hispanos son más reacios que otros a recibir la vacuna, dijo Riddle; aquellos que viven en áreas rurales también son “más reticentes a las vacunas” que aquellos que viven en áreas urbanas.
Riddle dijo que estaba complacido que los factores más importantes que la gente cita con respecto a sus decisiones relacionadas con la vacuna incluyen la seguridad y la eficacia.
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“Lo que es realmente una buena noticia porque las vacunas autorizadas actualmente son muy seguras y muy efectivas. Entonces, si eso es lo que la gente quiere ver, creo que podemos hacer un buen trabajo al explicarlo", dijo Riddle a los periodistas el miércoles.
Después de la eficacia de la vacuna y la seguridad a largo plazo, la incidencia de efectos secundarios adversos mayores y menores ocupó el tercer lugar entre los factores más importantes para recibir la vacuna.
Entre los casi 1,000 proveedores de atención médica que fueron interrogados, el 77% dijo que probablemente recibirían la vacuna.
Riddle dijo que "una amplia franja" de trabajadores de la salud incluía médicos, enfermeras y farmacéuticos, trabajadores sociales, higienistas dentales, administradores médicos y técnicos de laboratorio.
Los médicos y farmacéuticos tenían una tasa de probabilidad más alta que los demás y el 83% del grupo amplio dijo que lo recomendaría a sus pacientes, dijo.
Pero entre el público en general, algunos de los factores menos importantes en las decisiones de las personas de vacunarse o no, incluyen la recomendación de la vacuna por parte de los proveedores de atención primaria y los proveedores de atención médica. Lo único que quedó más bajo fueron las recomendaciones de los políticos para vacunarse.
Otros hallazgos en el estudio de la población general indicaron que aquellos con niveles más altos de educación tienen más probabilidades de recibir la vacuna que aquellos con niveles más bajos de educación.
La probabilidad de vacunarse aumenta un 5% con cada nivel de educación: sin escuela secundaria, graduado de la escuela secundaria, algún título universitario, graduado universitario y de posgrado o título profesional.
Las personas de 55 años o más y en el grupo de edad de 18 a 24 años tienen más probabilidades de vacunarse. Para ambos grupos de edad, del 70% al 75% dijo que era "algo probable" o "muy probable" de contraerlo, en comparación con solo el 50% al 60% para el grupo de edad de 25 a 54 años.
