BUENOS AIRES — Un juez de Argentina encausó el jueves a 19 personas por su presunta participación en una escuela de yoga de Buenos Aires que operaba como una secta y obligaba a las mujeres del grupo a tener relaciones sexuales con hombres ricos y poderosos a fin de obtener dinero y otros beneficios.
El juez Ariel Lijo acusó formalmente a 19 individuos por delitos que incluyen asociación delictuosa penal, tráfico de personas con fines de explotación sexual, lavado de dinero y contrabando.
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La Escuela de Yoga de Buenos Aires, que operó durante más de 30 años en la capital argentina bajo la administración de Juan Percowicz, de 84 años, no ofrecía clases de yoga. En su lugar, atraía a las personas con la promesa de felicidad eterna antes de explotarlas sexual y financieramente, aseguran los fiscales.
La investigación al grupo reveló que el astro de la ópera Plácido Domingo estuvo en contacto con los líderes de la organización durante más de 20 años.
Lijo dictaminó que 14 de los 19 acusados permanecerán detenidos y congeló sus bienes. Los fiscales habían solicitado cargos contra 20 personas.
Agentes policiales siguen buscando a seis sospechosos que se cree se encuentran en Estados Unidos, donde la escuela tenía oficinas en Nueva York, Las Vegas y Chicago.
En su resolución, Lijo asegura que la escuela engañaba a personas vulnerables para que ingresaran, mencionando que los líderes se enfocaban particularmente en menores de edad o con problemas graves de salud, incluyendo adicciones. Las potenciales víctimas eran atraídas con la promesa de sanación y apoyo, pero posteriormente eran explotadas, con frecuencia sexualmente, para beneficio de los dirigentes de la organización.
El grupo operaba aislando a sus integrantes del mundo exterior al proporcionarles residencia, trabajo dentro de la organización y asegurándose de que comenzaran a socializar exclusivamente con sus miembros.
Los estudiantes eran usados y explotados, sexual y financieramente, con el fin de obtener beneficios económicos para Percowicz y otros altos mandos de la organización, dijo Lijo. A menudo las integrantes se veían obligadas a tener relaciones sexuales con hombres ricos y poderosos a fin de crear una relación comercial con los hombres, que eran considerados sus “novios”.
Las estudiantes mujeres se veían obligadas a determinar qué podían obtener de cada persona y tenían que hacer todo lo posible para conseguirlo, declaró Lijo.
Percowicz aseguraba tener una enorme sabiduría e incluso “poderes divinos” y explicaba sus creencias con una combinación de literatura clásica y textos espirituales y religiosos.
Percowicz era el responsable de decidir cómo los estudiantes ascendían por los siete niveles de estricta jerarquía de la escuela, de la cual él se ubicaba en la cima, un sistema que equivale a coerción psicológica, de acuerdo con Lijo.
A pesar de que los dirigentes del grupo les prometían a sus estudiantes que recibirían enseñanzas en filosofía y que sanarían de sus padecimientos, el único objetivo de los líderes era ganar dinero, subrayó Lijo.