“La pequeña Haití” emerge en Tijuana

Con el apoyo de una iglesia cristiana, haitianos construyen su nueva casa en la frontera mexicana.

En la fronteriza Tijuana inició la construcción de una villa para dar refugio a cientos de haitianos que han renuncado a la idea de ir a Estados Unidos y optan por quedare en México y comenzar de nuevo.

Así, debajo de la construcción, junto a los cimientos sepultaron el sueño americano y sembaron la esperanza de una nueva vida en México. 

Con sus manos, los migrantes construyeron la primera casa de la que será la villa de los haitianos que salieron de su país para ir a Estados Unidos, pero quedaron atrapados a unos pasos de su objetivo.

"Lo que necesitaba es un trabajo para mantener a mi familia, entonces si lo puedo hacer aquí en Tijuana, sí me quedo", dice Cristofer Faustino, migrante haitiano. 

Cristofer es el intérprete del grupo de familias beneficiadas por un templo cristiano. Cuenta que, al no poder cruzar la frontera, se refugiaron durante más de dos meses en la iglesia, pero ya eran tantos, dice, que el pastor decidió mejor fundar la nueva colonia.

"No es sano que ellos estén viviendo en la iglesia, necesitan su casa, sus familias, tienen sus niños, es justo que vivan como lo que son, una familia", argumenta Gustavo Banda, pastor de la Iglesia Embajadores de Jesús.

El terreno que les donaron está en una zona conocida como el Cañón del Alacrán. Está rodeado de casas humildes, las calles no están pavimentadas, pero todo es mejor, indica Silvana en voz de su traductor, a pasar hambre y frío o regresar a su país.

"Mi hija va a poder ir a la escuela, ser mexicana, va a poder estudiar", dice Cristofer Faustino, traductor de Silvana. 

La mayoría de las familias que vivirán en la villa haitiana ya iniciaron sus trámites para quedarse de manera legal en México, no saben qué les responderán pero de una u otra forman, aseguran, ellos iniciarán aquí su vida. 

La construcción también servirá como refugio para quienes van de paso; haitianos como Renaldo que, pese a la situación, intentará llegar al vecino país del norte.

"Como yo tengo a la familia, ahí sí puede entrar la familia, entra por allá, porque no puedo vivir sin mi familia", dice Renaldo Johns, migrante haitiano.

Y quienes quieran quedarse serán bienvenidos, porque el proyecto no tiene límites y aquí hay tanta tierra libre, manifiestan sus organizadores, que la pequeña Haití podría extenderse cuanto sea necesario.

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