Detallan vida de “El Chapo” antes de ser rey del narco

Un compadre suyo reveló los inicios en el narcotráfico de un joven con ambiciones.

NUEVA YORK – El exteniente y compadre del narcotraficante mexicano Joaquín “El Chapo” Guzmán Loera, detalló un retrato poco conocido del ex líder del cartel de Sinaloa durante su comparecencia en una corte federal de Brooklyn, en lo que ya se considera el “juicio del siglo”.

Miguel Ángel Martínez, alias “El Gordo”, reveló los inicios de Guzmán Loera en el narcotráfico y cómo pasó de ser un hombre joven, humilde y ambicioso a coronarse como el capo más poderoso del país azteca y del continente.

El exteniente de Guzmán Loera comenzó relatando la ocasión en la que casi mueren en un accidente aéreo al transportar una tonelada de cocaína colombiana en una pequeña aeronave, que se quedó sin combustible cuando se aproximaba a una pista de aterrizaje clandestina, situada cerca de la localidad de Agua Prieta, en el estado fronterizo de Sonora, en México.

“El Gordo” narró que el pequeño avión logró tocar tierra gracias a la pericia del piloto; sin embargo, los motores se apagaron y la aeronave derrapó en la improvisada pista cuando el tren de aterrizaje se desprendió completamente.

Milagrosamente, la tripulación de Guzmán Loera no solo salió bien librada del accidente aéreo, también se salvó la droga valorada en un millón de dólares en el mercado negro.

Este episodio, que parece el capítulo de una producción televisiva, fue la primera misión exitosa de Miguel Ángel Martínez como empleado de un novato Guzmán Loera en una época en la que ni siquiera era conocido como “El Chapo”.

El exteniente relató que conoció a fondo a Guzmán Loera antes de que se convirtiera en un notorio narcotraficante rodeado de excéntrico lujos -como armas con incrustaciones de diamantes- y una fortuna de miles de millones de dólares.

Martínez describió sus inicios como un humilde cabecilla de una banda intermediaria y minúscula dedicada a transportar la droga de los carteles más poderosos de Colombia. Para entonces, Guzmán Loera recibía una paga menor que en nada se compara con la riqueza que años más tarde amasaría como líder del cartel de Sinaloa.

El testigo de la fiscalía narró lo que parece ser la historia poco conocida del origen de Guzmán Loera. Además, en el tribunal trascendió la larga amistad entre Miguel Ángel Martínez y el capo.

Martínez afirmó que fue un miembro fundador de la primera organización criminal de Guzmán y que comenzó a trabajar para el capo como piloto en 1987, aunque años después fue enviado a liderar los tentáculos del grupo en la Ciudad de México.

DE UN PUÑADO DE HOMBRES A UNA ORGANIZACIÓN CRIMINAL MASIVA

El amigo y confidente de Guzmán Loera testificó que inicialmente la banda comenzó a operar con un puñado de hombres, tal vez unos 25 a finales de la década de 1980, aunque años después de convirtió en una organización criminal masiva con tentáculos en México, Estados Unidos, Américo Latina y hasta en Europa.

En los primeros años de Guzmán como un novato narcotraficante, su banda se encargaba de cerrar los tratos con proveedores colombianos para una organización criminal más grande y poderosa, el cartel de Guadalajara.

Como ya es conocido, entre los aliados de Guzmán Loera figuraban los afamados hermanos Héctor y Arturo Beltrán Leyva, encargados de transportar los cargamentos de droga al norte del país azteca, para luego distribuirla a Estados Unidos.

Martínez se ganó la confianza de Loera y pronto se convirtió en el controlador de tráfico aéreo del naciente grupo criminal. Su misión, según testificó, era monitorear los “narcovuelos” desde Colombia a territorio mexicano.

Guzmán Loera estaba tan complacido con las exitosas misiones de Martínez, que pronto la amistad se convirtió en compadrazgo cuando apadrinó a su hijo. En México, el compadrazgo es una alianza religiosa y de compromiso que se pacta con el juramento de lealtad y protección de por vida.

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