California

En su sótano de Chicago, la “doctora de los santitos” restaura al Niño Dios

Una mirada dentro del taller Santo Trancazo de la restauradora Nancy Utrera.

CHICAGO- A la mexicana Nancy Utrera García, conocida como la "doctora de los santitos", se le acumula el trabajo en el sótano de su casa en Chicago para hacer sus conocidos "milagros" en la restauración de figuras del Niño Dios para que estén prontas para la celebración de la Navidad.

Las estatuillas que recibe desde estados vecinos a Illinois o desde lugares más lejanos como Carolina del Norte o California llegan por lo general en muy mal estado, y Utrera las recupera con yeso cerámico, pestañas postizas o pintura especial que usa para delinear labios, cejas y ojos.

"Arreglo dedos y extremidades rotas, pinto rostros y trato de devolverles el estado original, pero no hago milagros. Los milagros solamente los hace Dios", dice en entrevista con Efe.

Otros no piensan lo mismo y su fama se va ampliando por el país y la artesana también realiza trabajos para iglesias que le encargan la restauración de santos y vírgenes, en especial la de Guadalupe, patrona de México.

"Es un trabajo que me llena el corazón de alegría", asegura sobre una labor que viene a cubrir la necesidad de unos inmigrantes a los que es importante venerar al Niño Dios en Navidades, una tradición que se arrastra desde el siglo 16, con elementos prehispánicos.

Buena parte de las familias católicas tienen en sus casas una imagen del niño que visten y colocan en el pesebre con el nacimiento de Jesús en Nochebuena, pero también festejan el 2 de febrero con motivo de la fiesta de la Candelaria, que marca la culminación de las festividades navideñas.

Es por eso que al acercarse la Navidad Utrera se encuentra sumamente ocupada atendiendo pedidos en su taller, que se llama Santo Trancazo.

Trancazo es un modismo utilizado por los mexicanos para hablar de una caída, un golpe fuerte o de algo contundente, y en este caso Utrera lo unió a Santo por su labor con los imágenes de santos.

Esta artesana autodidacta recuerda que en su niñez iba al mercado Talavera, muy cercano al popular mercado de la Merced, en la capital mexicana, y veía trabajar a los restauradores en sus puestos.

"Recuerdo que los veía pintar y retocar, mientras la gente esperaba pacientemente para recibir en sus manos al Niño Dios recuperado", dijo.

Ese lugar se conoce como el mercado del Niño Dios, en el corazón de Ciudad de México, y se extiende a lo largo de cuatro manzanas por la calle de Talavera, donde miles de personas acuden a realizar sus compras para las fiestas navideñas.

Según Utrera, lo que vio de niña le sirvió para lanzarse hace tres años a improvisar en la restauración ante la necesidad de reparar como fuera unas figuras de unos familiares que había dañado su hija más pequeña.

"Compré materiales e hice lo mejor que pude, al punto que mi madre me dijo que había quedado muy bien y mi comadre ni siquiera se dio cuenta", recuerda.

Fue así que comenzó a trabajar en las restauraciones y la perfección de su trabajo fue trasmitida boca en boca, hasta que las redes sociales la hicieron conocida fuera de Chicago.

"Ofrezco reparar de todo, menos un corazón roto", señala la mexicana, que explica que su trabajo mayor reto hasta el momento fue arreglar un Niño Dios que le llegó "con el cuello, un brazo y una pierna rotos, y que alguien había intentado reparar utilizando cemento".

También ha trabajado con reliquias familiares traídas de México, "regalos que en nuestra cultura se heredan de una generación a otra", y que en un caso fue una estatuilla que se rompió en el viaje y quedó guardada en un armario durante 27 años.

"Era un regalo de la abuela, que yo reparé y devolví a la familia", dijo la artesana, quien todavía se emociona al ver el resultado de sus trabajos.

"Me llena mucho el corazón. Comprendo la lejanía de la familia, los recuerdos y el sueño de poder ver al Niño reconstruido", indica.

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