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Las mujeres que confeccionan trajes camuflados para los francotiradores ucranianos

Las modistas arman las "kikímoras" que usan los soldados para confundirse con el paisaje.

Telemundo

KIEV - Casi cada día en un bloque de apartamentos del sureste de Kiev una decena de mujeres se reúne para confeccionar “kikímoras”, como se conocen en Ucrania los trajes a tiras de camuflaje que permiten a los francotiradores confundirse con el paisaje.

“Hicimos el primero, nos lo probamos en los árboles del parque y lo mandamos al frente”, explica a EFE Julia Julaeva, la impulsora de la idea. 

“Los francotiradores nos dijeron que era fantástico y nos sugirieron algunas mejoras, como ponerle más tiras de saco y una goma para ajustar la capucha”, cuenta Julaeva.

LOS TRAJES SON CONOCIDOS COMO "KIKÍMORAS"

El éxito de la primera prueba llevó a Julaeva y a las demás iniciadoras del proyecto a intensificar la producción, y el grupo ya ha proporcionado al ejército de su país 175 trajes de camuflaje que pueden ser utilizados por los francotiradores pero también por los soldados que se echan al monte en misiones de reconocimiento.

Vestidos con los trajes que hacen para ellos estas mujeres, los francotiradores ucranianos pueden operar sin ser vistos a una distancia de solo 50 pies del enemigo, dicen los soldados que han utilizado estos uniformes.

Julaeva también cuenta que los francotiradores vestidos con sus “kikímoras” también son imperceptibles para los sensores nocturnos de calor si se dejan el tiempo suficiente en la intemperie cuando hace frío.

En este taller de sastrería militar improvisado se producen dos modelos distintos de “kikímora”. El más habitual se hace con telas verdes y de camuflaje y con trozos de saco de cáñamo, pero durante el invierno se han venido confeccionando también “kikímoras” blancas para que los soldados pudieran operar en la nieve.

La idea, sobre todo en el caso del primer modelo, es que no haya demasiados tramos de ropa o estampados uniformes que desentonen con las superficies irregulares y abigarradas de la naturaleza.

Según explica Valentina Todosienko, modista profesional y dueña del apartamento donde cortan y cosen esas mujeres, para cada traje se necesitan 40 pies de material textil que reciben de donaciones de quienes siguen el trabajo del grupo en Facebook.

Todosienko ha hecho patrones para los dos modelos que producen, pues el de invierno necesita ser más grande por la ropa de abrigo voluminosa que llevan entonces los soldados, y también para fundas que oculten los rifles, los vendajes, el botiquín y la almohada sobre la que a veces apoya el codo el tirador.

Aunque los riesgos de nuevos ataques de misiles y drones rusos siguen siendo altos lo peor para el sistema de suministro energético de Ucrania parece haber pasado pues el país se acerca a la primavera sin cortes de luz en casi ningún territorio.

El trabajo en el salón de Valentina Todosienko no se detuvo ni con los constantes apagones provocados por los bombardeos rusos contra el sistema eléctrico de Kiev y el resto de Ucrania.

Cuando las máquinas de coser no podían encenderse, las modistas aprovechaban para cortar los materiales y dejarlos preparados para cuando volviera la luz.

Todosienko compró una batería de coche que le permite tener electricidad también durante los apagones.

Los trajes de camuflaje que confeccionan se conocen en Ucrania como “kikímoras” por la criatura, peluda y amenazante, de la mitología eslava del mismo nombre. Al igual que las Kikímoras de la mitología, los francotiradores camuflados no pueden ser vistos y causan inquietud y terror en el enemigo.

Con motivo de la entrevista con EFE, estas modistas que visten a los tiradores del ejército de su país sirvieron dulces y bombones y abrieron botellas de vino con el que brindaron por la “victoria” sobre Rusia con música patriótica en los móviles.

El optimismo y la euforia se apagan momentáneamente cuando hablan de los soldados que mueren y se juegan la vida a diario en el frente.

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