La Policía alemana desveló el hallazgo de los cadáveres de al menos ocho bebés en una vivienda de la pequeña localidad bávara de Wallenfels.
La nueva inquilina de la casa alertó a los servicios de emergencias de que había encontrado el cuerpo de un bebé. Al requisar la vivienda las autoridades hallaron 7 más.
Medios locales indican que la nueva inquilina hizo caso a un rumor, para más detalles del mismo y lo que se sabe de la anterior residente mira las fotos que encabezan esta noticia o haz clic aquí.
El alcalde de Wallenfels, Jens Korn, resumió el "desconcierto" de todos los vecinos de la localidad, de luto "ante unos niños a los que no se permitió vivir", según declaraciones recogidas por los medios locales.
El caso de Wallenfelds sigue a otros crímenes similares ocurridos en Alemania, que recordó el más grave, descubierto en 2005 en el estado de Brandeburgo (este del país) y protagonizado por Sabine H., quien en la década de 1990 había asesinado a nueve de sus trece hijos al nacer y ocultado sus cadáveres en distintos maceteros.
El caso de Sabine H., que fue condenada a quince años de prisión, conmocionó a la opinión pública alemana, pues los hechos no habían llamado la atención ni de familiares ni de vecinos.
Según la Fiscalía, la infanticida procedió siempre del mismo modo: se emborrachaba al ponerse de parto, daba a luz en secreto, envolvía a los bebés en toallas y, tras asegurarse de que estaban muertos, los metía en bolsas de plástico y los enterraba en los maceteros del balcón, donde cultivaba tomates y hierbas.