Tradición viva: La flor para el Día de Muertos

La flor de cempasúchil adorna y llena de color calles, ofrendas y tumbas.

Hundiendo sus raíces en el pasado prehispánico, la tradición del uso de flores de cempasúchil para adornar ofrendas en las festividades del Día de Muertos pervive gracias a agricultores mexicanos que estos días exhiben sus brillantes productos.

Las culturas mesoamericanas concedían gran importancia al culto a los muertos, con distintas ceremonias para honrar a los antepasados. Desde entonces se usaba el cempasúchil para adornar las ofrendas y altares.

A partir de la llegada de los españoles estos rituales se asimilaron al Día de Todos los Santos, que se festeja los días 1 y 2 de noviembre. Pero las hermosas y fragantes flores, nativas e icónicas de este país, siguen siendo usadas de forma simbólica para orientar a las almas de los difuntos en su visita a este mundo.

En el barrio de Caltongo de la alcaldía de Xochimilco, en el sur de Ciudad de México, los agricultores se preparan con anticipación para mostrar en vísperas del Día de Muertos no solo estas sino también otras flores ornamentales como rosas y nochebuenas en sus puestos.

En la zona se cultiva la variedad naranja del cempasúchil (también las hay amarillas), que son transportadas en trajineras, como son conocidas las pequeñas balsas que transitan por los famosos canales de Xochimilco, cuna de ancestrales técnicas de producción agrícola.

De allí parten las flores para ser distribuidas en mercados y puestos de Ciudad de México y otros estados del país para las festividades.

Jorge Valencia Gómez, productor de Caltongo, narra de dónde le viene el oficio: "De mis abuelos. Ellos sembraban verduras, y de allí ya se dedicaron a sembrar (plantas) ornamentales. Yo de muy niño les ayudaba a mis abuelos, luego a mis padres, y aquí estoy".

"Tuve estudios, pero a mí me fascina; amo la tierra y amo la naturaleza", añade.

Cuenta que sus hijos a veces vienen a ayudarle, pero reconoce que los jóvenes de hoy ya no están tan abocados a este negocio. "Pues ellos ya tienen su trabajo, tienen estudio. Pero, sí, de repente están aquí, ayudándome", dice con resignación.

El agricultor explica que para tener listas las flores en esta temporada se ponen a germinar las plantas "en su charolita" desde la primera semana de julio.

"De ahí esperamos cuatro semanas, crece la plantulita y la primera semana de agosto la ponemos en su maceta. Y de ahí nos tardamos diez semanas para que esté casi terminada" y se pueda poner a la venta a finales de octubre, refiere.

De acuerdo con Valencia, en la zona de Caltongo hay alrededor de 1.6 millones de plantas que se producen en las aproximadamente ocho hectáreas de cultivo del barrio.

Pero en la temporada de cempasúchil solo son de 15,000 a 20,000 de estas flores. "Por espacio no tenemos para producir más", precisa.

Con todo, asegura que la gente está muy interesada en adquirir estas maravillas vegetales. "Y eso es lo que nos motiva a nosotros como productores para seguir trabajando. Qué bueno que la gente está interesada en nuestra tradición de cempasúchil para Día de Muertos, y (que) no se pierda. Eso es bonito", declara.

Jorge Valencia enfatiza que en toda la República el cempasúchil es la flor de Día de Muertos, pues representa esa entrañable festividad en que "nuestros muertos tenemos la creencia que vienen a visitarnos".

"Entonces nunca falta esta flor de cempasúchil para esta tradición", asegura.

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