Erick silva, de 21 años, es una de las 58 víctimas de la masacre y durante su último adiós, su familia y amigos lo recordaron como una persona buena, trabajadora y que murió ayudando a otros.
Amigos, familiares y compañeros de trabajo en uniforme, todos con los brazos unidos, rindieron tributo a Silva: “Yo sé que nos va a cuidar a todos, no nomás a mí, a todo mundo que lo necesite”, dijo su madre, Angélica Cervantes.
El 2 de octubre fue uno de los días más difíciles que ha enfrentado la familia de Silva, tras recibir la devastadora noticia de que había perdido la vida mientras trabajaba en el festival de música Route 91 Harvest.
Rina Williamson Tabango, quien es una compañera de trabajo de Silva, dijo: “fue las balas seguidas, muy seguidas; parecía un campo de batalla eso…solo pensé en mi familia y seguí corriendo lo más que pude”.
Silva estaba frente al escenario cuando iniciaron los disparos, su valentía lo impulso a ayudar a otros esa noche, “Llego una señora llorando y dijo que la había salvado, no nomás la había salvado a ella, a muchas personas”, dijo Gregorio de la Rosa, padre de Silva.
Y para honrar ese legado, un nuevo centro de entrenamiento de la compañía Contemporary Services Corporation, llevara su nombre. “Recordaré a Erick como una estrella brillante, él tenía una sonrisa contagiosa”, dijo el que era el jefe de Silva.
La compañía Zappos ofreció cubrir el costo de los funerales de las 58 víctimas mortales, además de que donó un millón de dólares para las otras víctimas y sus familias.
