Un compuesto de los hongos psicodélicos ayudó a bebedores a reducir o dejar el hábito, en la prueba más rigurosa del uso de psilocibina para el alcoholismo.
Se necesitan más estudios para ver si el efecto dura y si da resultados en un estudio más amplio. Muchos de los que tomaron un placebo en lugar de la psilocibina también redujeron su consumo de alcohol, muy probablemente porque todos los participantes estaban sumamente motivados y recibieron psicoterapia.
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La psilocibina, encontrada en varias especies de hongos, puede causar horas de alucinaciones vívidas. Algunos pueblos indígenas las han usado en rituales de curación, y los científicos exploran si puede aliviar la depresión o ayudar a dejar el tabaco. Es ilegal en Estados Unidos, aunque Oregon y varias ciudades la han despenalizado. A partir del año próximo, Oregon permitirá su uso supervisado con personas autorizadas.
El nuevo estudio, publicado el miércoles por la revista JAMA Psychiatry, es “la primera prueba moderna, rigurosa y controlada” sobre si puede ayudar a las personas que batallan con el alcoholismo, dijo Fred Barrett, neurobiólogo de la Universidad Johns Hopkins, que no participó en el estudio.
En el estudio, 93 pacientes tomaron una cápsula que contenía psilocibina o un placebo, se acostaron en un sofá, con los ojos cubiertos, y escucharon música grabada usando auriculares. Recibieron dos sesiones, con un mes de separación, y 12 sesiones de psicoterapia.
En los ocho meses tras la primera dosis, los pacientes que tomaron psilocibina mejoraron más que el otro grupo, bebiendo considerablemente en 1 de 10 días como promedio, comparado con 1 de cada 4 en el grupo de placebos. Casi la mitad de quienes tomaron psilocibina dejaron de beber completamente, comparado con 24% en el grupo de control.
Solamente tres medicamentos convencionales —disulfiram, naltrexona y acamprosato— están aprobados para tratar el alcoholismo y no se han aprobado nuevos medicamentos en 20 años.
Aunque no se sabe exactamente cómo opera la psilocibina en el cerebro, los científicos piensan que aumenta las conexiones y, al menos temporalmente, cambia la manera en que se organiza el cerebro.
“Más partes del cerebro están hablando con más partes del cerebro”, dijo el doctor Michael Bogenschutz, director del Centro Langone de Medicina Psicodélica de la Universidad de Nueva York, que encabezó el estudio.
Se sabe menos aún sobre cuánto duran esas condiciones. En teoría, combinada con la terapia oral, las personas pudieran ser capaces de romper los malos hábitos y adoptar nuevas actitudes más fácilmente.