Dar las gracias no tiene que ser uno de los atributos de las tortugas, pero la población que habita en el archipiélago de las Galápagos, debería hacerlo con Diego, a quien hay que señalar por su condición de súper semental.
Su actuación al aparearse con las hembras de su especie acabó con el peligro de extinción de su especie, así que el futuro de lso Chelonoidis hoodensis se debe a ese desempeño.
Diego, todo un macho, hace lo que otros quisieran en el reino animal. Comparte su tiempo con seis hembras en el centro de crianza del tortugas terrestres en el archipiélago ecuatoriano y pasa su tiempo seleccionando con cuál de ellas pasará un rato divertido.
Sorprende saber que tiene 100 años de edad, así como el fruto de su condición de padrote, ya que ha sacado unas 800 crías a pesar de su edad. No hay que asombrarse si esa cosecha aumenta en cualquier momento.
Lo curioso es que Diego estuvo alojado en el zoológico de San Diego. Las características que le hacen atractivo para las hembras son sus medidas, unos cinco pies, y su peso, casi las 176 libras. Lo cierto es que una campaña internacional hizo que le llevaran desde California hasta Ecuador, para llevar a cabo su actividad reproductiva.
Diego es ahora el padre de casi el 40% de las tortugas nacidas y repatriadas. Eso se supo mediante exámenes genéticos. Ahora Washington Tapia, asesor del Parque Nacional Galápagos (PNG) para la restauración de quelonios, también le agradece la contribución a Diego para la salvación de su especie.
