¿Cuándo se convirtió en un monstruo?

ANCHORAGE (Alaska) - Israel Reyes confesó haber matado a cuatro personas, haber lanzado el cadáver de otra y violado a una jovencita, pero las autoridades no están seguras de cuándo comenzó Keyes a cometer sus crímenes. Pero sí tienen una espeluznante imagen de la última víctima conocida.

Las imágenes captadas por una cámara de seguridad muestran el comienzo del secuestro de Koenig. Se le ve a Keyes como una figura grisácea, un hombre encapuchado y enmascarado afuera del Common Grounds, una modesta cafetería detrás de unas montañas de nieve que apenas se ve, al otro lado de una amplia carretera.

Era el primero de febrero del 2012, como las 8 de la noche, el cafetín cerraba. Koenig le entrega a Keyes una taza de café, pero alza las manos y camina hacia atrás, revelando que se trata de un asalto. Se apagan las luces y Keyes aparece saliendo por la ventana de pedidos.

Las autoridades relatan que sus siguientes pasos fueron:

Keyes mete a Koenig en su automóvil, amordazada y maniatada. La esconde en una choza afuera de su casa, prende música a todo volumen para que nadie la escuche gritar, y regresa a la cafetería para recoger el teléfono celular de ella y sacar cualquier evidencia.

El 2 de febrero, Keyes la viola y la mata estrangulándola. La deja así, vuela a Houston y sale de paseo en barco, regresando dos semanas después.

Al regresar toma una foto del cuerpo de Koenig junto con un ejemplar del diario para hacer creer que ella sigue viva. Escribe al dorso que exige dinero por la libertad de la joven, pidiendo 30.000 dólares que deben ser colocados en una cuenta bancaria de ella. Por mensaje de texto le ordena a la familia ir a un parque para recoger la nota. La familia deposita el dinero, recabada de un fondo que crearon para recibir contribuciones.

El 29 de febrero, Keyes retira 500 dólares de un cajero automático en Anchorage, usando la tarjeta de débito del novio de Koenig. Al día siguiente, saca otros 500 dólares.

El 7 de marzo, en Willcox, Arizona, Keyes saca 400 dólares. Viaja a Lordsburg, Nuevo Mexico y saca otros 80. Dos días más tarde saca 480 en Humble, Texas y la misma cantidad el 11 de marzo en Shepherd, Texas.

Para entonces, las autoridades habían conseguido su imagen gracias a las cámaras de seguridad de los cajeros automáticos, y veían una ruta trazada por los viajes: Keyes iba por la carretera I-10 en un Ford Focus blanco. El 13 de marzo, a casi 5,200 kilómetros de Anchorage, la policía en Lufkin, Texas, lo detuvo por exceso de velocidad.

Dentro del vehículo hallaron la evidencia: billetes enrollados y atados con una banda elástica, un trozo de tela usado como máscara y mapas con las rutas resaltadas. También hallaron la tarjeta de débito robada y el teléfono celular de Samantha Koenig.

Monique Doll, La investigadora del caso en Anchorage y su colega, Jeff Bell, viajaron a Texas para interrogar a Keyes.

Doll le mostró a Keyes la nota que él escribió pidiendo dinero.

"Le comenté que el primer par de veces que la leí me pareció que quien sea que la escribió debe ser un monstruo y mientras más la leía -seguro que la leí como 100 veces - entendí que los monstruos no nacen así, y que esta persona debe contar lo que le pasó", dijo ella.

Keyes le respondió: "No te puedo ayudar".

Dos semanas después, detenido en su celda en Alaska, Keyes cambió de opinión, enviando un mensaje mediante otro detective: "Díganle que aquí la espera el monstruo".

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