LOS ÁNGELES - La cantante y activista Cyndi Lauper plasmó este martes sus manos y sus pies sobre el cemento de la entrada del famoso Teatro Chino, ubicado en el Paseo de la Fama de Hollywood, en una ceremonia de homenaje a su carrera en la que estuvo acompañada de la leyenda del pop Cher.
"Este momento es surrealista porque amo el glamour y amo Hollywood", dijo Lauper antes de dejar sus huellas en el mismo lugar que lo hicieron estrellas como Marilyn Monroe o Jean Harlow.
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La ceremonia se celebró un día después de que Lauper anunciara que se embarcará en una gira para despedirse de los escenarios titulada "Girls Just Wanna Have Fun".
Sin embargo, la cantante no abordó el tema durante su breve discurso en el estrado y aseguró que evitó ponerse "sensible" para no estropear su maquillaje.
"Yo soy una cantante bastante buena, pero Cyndi es una gran cantante, es una genio, es tan talentosa", aseguró Cher, quien recibió el mismo homenaje en 2010.
La cantante Bebe Rexha también tomó la palabra para destacar la "naturaleza sin complejos" de Lauper para "ser ella misma" y su labor como activista de diversas causas sociales a favor de las mujeres y el colectivo LGBTQ+.
En 2016, la compositora de "Time After Time", quien además cuenta con un Emmy, un Tony y dos Grammy, entre otros galardones, también fue homenajeada en el Paseo de la Fama de Hollywood cuando recibió una de las icónicas estrellas que adornan el bulevar.
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La cantante de 70 años ha tenido una semana muy movida en Los Ángeles: el domingo participó en el desfile del mes del orgullo, la tarde del martes estaría presente en el estreno del documental sobre su trayectoria, "Let the Canary Sing", de Alison Ellwood, y esta semana aparecerá en el programa nocturno "Jimmy Kimmel Live!".
Lauper tuvo sus inicios en la industria musical con Blue Angel, una banda de retro-rockabilly popular entre los bares de Nueva York.
La cantante saltó a la fama con su álbum "She's So Unusual", en 1983, del que se desprendió el sencillo "Girls Just Want to Have Fun", que gracias a su rebeldía y extravagancia se convirtió en un himno feminista y posicionó a Lauper como ícono pop de la década de los 80.