Qué cambió en Hollywood a un año del caso Weinstein

Las denuncias contra el exproductor más poderoso marcaron a fuego la máquina cultural.

Cuando Rashida Jones y su socio guionista Will McCormack se retiraron de “Toy Story 4” de Pixar, Jones señaló la falta de directoras en el estudio de animación. El estudio, que en 25 años no ha hecho un solo largometraje dirigido por una mujer, tenía, en palabras de Jones, “una cultura donde las mujeres y la gente de color no tiene la misma voz creativa”.

Así que cuando el cofundador y director creativo de Pixar, John Lasseter, se retiró a principios de año tras reconocer “traspiés” en su conducta con empleadas, fue más que otra baja en la larga lista de jugadores poderosos de la industria del cine derribados por la corriente #MeToo.

Fue un símbolo de una cultura agonizante, o al menos bajo asedio, en Hollywood. Disney, el dueño del estudio, reemplazó a Lasseter por un hombre (Peter Docter) y una mujer (Jennifer Lee).

“Todas estas gigantescas compañías multimillonarias necesitan una renovación”, dice ahora Jones. “Y pienso que la gente está empezando a reconocerlo. Para mí, eso es una victoria. Gente valiente se ha pronunciado y obligado a toda esta máquina a cuestionarse”.

En el año desde que emergieron las primeras acusaciones contra Harvey Weinstein, la máquina de Hollywood ciertamente ha estado en una búsqueda espiritual.

El caso de Weinstein -junto con aquellos de James Toback, Kevin Spacey, Brett Ratner, Les Moonves, Roy Price de Amazon Studios y muchos otros- expuso la dolorosa realidad de incontables mujeres en una industria donde la desigualdad de género era sistemática y generalizada.

Como muestran las actuales audiencias a Brett Kavanaugh, el movimiento #MeToo ha trascendido de lejos las películas. Pero Hollywood sigue siendo el centro de una erupción cultural que comenzó hace un año con reportes sobre Weinstein publicados por el New York Times y The New Yorker que fueron galardonados con premios Pulitzer. Doce meses después, el polvo dista de asentarse.

Pero en entrevistas con actrices, cineastas, productores y otros, The Associated Press buscó sondear si Hollywood es un lugar palpablemente diferente hoy.

“Definitivamente ha habido un cambio radical”, dijo la actriz británica Carey Mulligan. “Siento que si estuviera caminando por la calle y alguien me dijera o hiciera algo fuera de los límites de lo apropiado, me sentiría mucho más empoderada para decirles que se vayan al diablo mientras que antes probablemente no lo hubiera hecho. Ese tipo de áreas grises ya no son áreas grises”.

Mulligan, quien interpretó a una activista del siglo XX por los derechos de la mujer en “Suffragette” (“Las sufragistas”) de 2015 y se ha expresado enérgicamente sobre la brecha salarial en Hollywood, dice que en cada trabajo que ha realizado el último año, ha habido un código de conducta bien conocido en el plató.

Según la actriz, las estadísticas muestran que los cambios en cuanto a igualdad de género han sido pocos o nulos, pero espera con optimismo un cambio en marcha.

Los investigadores de la escuela de comunicación y periodismo USC Annenberg y otras instituciones aún no han encontrado ninguna diferencia marcada en la representación femenina en la pantalla, detrás de las cámaras o en la sala de juntas. Los datos luego que finalice 2018 darán un retrato más claro del año, pero las dos décadas previas han mostrado casi cero cambios.

Al menos de manera anecdótica, los estudios y las compañías de producción están buscando más agresivamente a directoras. Salma Hayek dijo que su casa productora ha tenido dificultades para conseguir mujeres guionistas y directoras que estén disponibles; todas ya tienen trabajo.

“Todo el mundo está buscando su contenido femenino”, dijo Jones, cuyo documental “Quincy” se estrenó recientemente en Netflix. “Están comenzando a entender que el contenido creado y guiado por mujeres y personas de color está súper infrarrepresentado en este negocio.

Y todo el mundo está revolviendo para tratar de arreglar eso. Pero tiene que haber un plan a largo plazo. La verdad es que el canal no es maravilloso y el apoyo y aprendizaje necesarios para realmente arreglar los problemas y crear equilibrio no está en orden como debería”.

“Mi esperanza es que siga habiendo esta sed de corregir las cosas”, agregó.

Medir el cambio cultural en una vasta industria de $50,000 millones también resulta difícil. Pero muchos de sus epicentros -alfombras rojas, festivales de cine, ceremonias de premios- al menos han tenido otro tono después de Weinstein.

“¿A quién llevas puesto?” ha ido desapareciendo del léxico de las alfombras rojas un año después de que las mujeres vistieron de negro en los Globos de Oro, y las manifestaciones han envuelto muchos de los eventos más vistosos del calendario del cine, desde los Premios de la Academia hasta el Festival de Cannes.

Algunos, sin embargo, ven un límite en lo que esas protestas pueden lograr.

“Es maravilloso cuando estás en la alfombra roja y la gente está hablando de abuso sexual. Al menos eso está saliendo a la luz”, dijo la actriz Viola Davis.

“Mi temor es que la gente sienta que el foco del abuso sexual está solo en las actrices de Hollywood y ejecutivos de estudios como Weinstein. Es un foco muy pero muy limitado. Y que el foco está en la persecución: sacar a los hombres, ponerlos en la corte de la opinión pública y simplemente destruir sus carreras. Una de cada cuatro mujeres -y algunas estadísticas dicen que una de cada tres- sufrirá abuso sexual para cuando tenga 18 años”.

“Es mucho más grande que un hashtag”, dijo Davis.

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